sábado, 9 de abril de 2011

Masiva explosión en el centro de una galaxia deja perplejos a científicos

La explosión cósmica más grande jamás registrada -11 días de intensa emisión de rayos Gamma- podría deberse a la muerte de una estrella que se acercó demasiado a un agujero negro...

La explosion más grande jamás registrada por científicos de la Tierra sucedió el 23 de marzo en la profundidad del espacio.  La NASA ha dirigido todo su poder de observación, agrupando al Telscopio Hubble, el Swift y el Obseravtorio Chandra de Rayos X para resolver este caso, en el que por al menos 11 días emisiones de rayos gamma prorrumpieron del centro de una galaxia a 3.8 mil millones de años luz, en la constelación de Draco (el dragon). El evento cósmico ha sido  nombrado GRB 110328A..
Los astrónomos suelen ver explosiones de rayos gama cuando una estrella muere pero estos eventos suelen durar apenas unas horas.
Los científicos creen que posiblemente una estrella cerca de su final pasó demasiado creca de un agujero negro en el centro de esta galaxia, lo que hizo que las fuerzas del agujero negro despedazaran esta estrella, causando que el gas de la estrella se despidiera en choros de partículas de alta energía. Estos rayos gammas a una enorme distancia apuntan hacia nosotros.


El físico de frontera, Paul LaViolette tiene la teoría de que las galaxias emiten lo que llama superolas galácticas, poderosas emisiones de rayos gamma y rayos cósmicos que pueden llegar a influir en los procesos evolutivos de las estrellas y los planetas. LaViolette ha trazado una correlación entre las superolas galácticas y los cambios climáticos  en nuestro planeta. Dentro de la cultura new age se cree que los rayos del centro de nuestra galaxia podrían acelerar la evolución del ser humano.

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Materiales radiactivos de Fukushima cubren todo el hemisferio Norte

Diminutas trazas de emisiones radiactivas procedentes de la planta japonesa de Fukushima se esparcieron por todo el hemisferio Norte del Planeta, informó en Viena la Comisión para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO).

Según un comunicado, este organismo apuntó que su sistema de vigilancia descubrió isótopos radiactivos yodo-131, y sobre todo cesio-137, que pueden ser claramente identificados por su origen: la central nuclear de Fukushima, gravemente dañada por el terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo.
Hasta ahora, más de 30 estaciones de medición de radionucleidos suministraron información sobre la dispersión de partículas radiactivas y de gases nobles de la planta nipona, tras ser detectadas estas sustancias, primero en Rusia oriental, el 14 de marzo, y dos días más tarde en la costa occidental de los Estados Unidos.
Si bien la CTBTO no hizo un juicio de valor sobre los posibles daños para la salud de esa trazas, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sí informó que las concentraciones son tan diminutas que no representan ningún peligro para la salud.

El director general del OIEA, Mohamed El Baradei, durante la reunión en Viena. (Foto: AP)

Nueve días después del accidente, la nube radiactiva de Fukushima había cruzado ya América del Norte y tres días más tarde una estación de control de la CTBTO en Islandia había ya detectado materiales radiactivos, con lo que había llegado a Europa. Quince días más tarde, las trazas radiactivas del accidente nuclear fueron halladas en todo el hemisferio norte, donde permanecen confinadas dado que el ecuador actúa como línea divisoria de las masas de viento entre los hemisferios norte y sur, según esta organización con sede en Viena.




Además, la CTBTO recordó que sus sistemas de vigilancia están diseñados para detectar cantidades minúsculas de isótopos radiactivos, incluidos yodo-131, cesio 137 y gases nobles, hasta un número de unos pocos átomos. Este organismo entrega sus datos a unas 1.200 instituciones académicas y científicas de 120 países miembros, que pueden disponer libremente de la información, que la comparte ahora con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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