miércoles, 20 de enero de 2010

La cleptocracia terrorista estadounidense en Haití

Resulta oprobioso confirmar que una vez más son los Clinton y los Bush quienes corren a ponerse al frente de la recolección generosa de miles de millones de dólares en ayuda monetaria a ciudadanos cuyas vidas han sido destruidas por lo que bien pudiera ser un espantoso acto de crueldad inaudita.
¡Bienvenidos al FONDO CLINTON BUSH PARA HAITI!



Pero antes de exponer con claridad y sencillez la primera razón que apunta hacia la existencia de una operación clandestina que tiene como objetivo apoderarse de los fondos que el resto del mundo solidario envía hacia la gente de Haití, para después desviarlos hacia miles de cuentas personales en poder de estos empedernidos sociópatas que la mayor parte del mundo aún considera políticos ejemplares, es menester hacer las preguntas de rigor:
¿DÓNDE ESTÁ EL DINERO DE ‘KATRINA’?
¿DÓNDE ESTÁ EL DINERO DEL TSUNAMI EN INDONESIA?
¿QUÉ PASÓ CON LOS FONDOS DESTINADOS A PROVEER SOLUCIONES A LAS MILLONES DE VÍCTIMAS DE TAN TERRIBLES FENÓMENOS?
¿DÓNDE ESTÁ LA AUDITORÍA DE ESE DINERO QUE TAMBIEN FUE MANEJADO POR CLINTON Y BUSH?
¿QUÉ PASÓ CON ESOS BILLONES DE DÓLARES?
¿POR QUÉ CLINTON Y BUSH SE ENCUENTRAN SOLICITANDO EL STATUS TRIBUTARIO ESPECIAL 501 (C) 3 QUE LES EXONERA DEL PAGO DE IMPUESTOS?
¿POR QUÉ CLAMAN QUE ‘EL FONDO CLINTON BUSH PARA HAITÍ SE ESTÁ FORMANDO COMO UNA ENTIDAD SEPARADA, ACTUALMENTE PREPARANDO SU SOLICITUD DE RECONOCIMIENTO COMO ORGANIZACIÓN EXENTA DE IMPUESTOS’?
¿POR QUÉ NECESITAN FORMAN UNA ORGANIZACIÓN SEPARADA, SI SU PROPÓSITO ES SENCILLAMENTE CANALIZAR LOS MILES DE MILLONES DE DÓLARES EN AYUDA?
¿POR QUÉ UN FONDO ‘CLINTON BUSH’?
Y PARA VOLVER AL PRINCIPIO ¿DÓNDE ESTÁ EL DINERO DE KATRINA Y DEL TSUNAMI EN INDONESIA?
La respuesta es simple: ese dinero fue robado por la cleptocracia terrorista que gobierna Estados Unidos, oculta en el silencio de los medios corporativos a su servicio, que informan sobre todo, menos sobre lo que verdaderamente importa al pueblo estadounidense, es decir, el comportamiento de aquellos a quienes están obligados a aceptar como líderes.
La reciente crisis financiera global iniciada en Estados Unidos ha puesto de relieve grotescos y furtivos escenarios de terrorismo financiero que parecen sacados de alguna novela dantesca.
Una mirada cautelosa y libre de prejuicios es suficiente para reconocer que en Estados Unidos hay muchos acontecimientos que son constantemente ocultados a la opinión pública nacional e internacional con el fin de prevenir el debate de las verdaderas causantes tanto de la crisis financiera global y los desastres ‘naturales’ que están azotando diferentes partes del mundo.
Por ejemplo, no se ha informado nunca al público estadounidense que el complejo militar industrial de esa nación domina desde los años 50 la tecnología necesaria para provocar terremotos controlados por medio de explosiones nucleares detonadas a diferentes niveles de profundidad, lo cual funciona también para provocar tsunamis.
El público en general desconoce que los estadounidenses son los líderes mundiales en la miniaturización de bombas nucleares, las cuales ahora son fácilmente transportables, siendo que algunas alcanzan un tamaño no mayor al de un CPU pequeño de una computadora normal.
Las estrategias de desinformación utilizadas en las campañas ‘informativas’ de los medios corporativos estadounidenses intentan a todo vapor negar el espacio donde el ciudadano promedio pueda preguntarse, por ejemplo:
¿No es sospechoso un tsunami tan fuerte en el Océano Índico, donde nunca antes se habían registrado movimientos telúricos con epicentro en el subsuelo oceánico?
¿No es sospechoso que se registrara el 28 de Mayo del 2009 un terremoto que supero el nivel 7 en la escala de Richter en Honduras, donde nunca en la historia reciente de esa nación habían habido movimientos telúricos de esa magnitud, y que horas despues fueron reportadas columnas de humo surgiendo desde el mar, a millas de las costas de las Islas de la Bahía?
¿Cuál es la razón de que el terremoto en Haití fuera tan focalizado que no produjera mas que ínfimos daños en República Dominica?
¿No resulta extrañamente milagroso que – a diferencia de la situación que prevalece después de cada terremoto anterior en los expedientes históricos – que los caminos no fueron cerrados ni el tráfico interrumpidos?
¿No es extraño que las pistas del aeropuerto permanecieran abiertas para ser prontamente ocupadas las veinticuatro horas recibiendo aviones de transporte de mercancías, en vez de ser cerradas por completo hasta que una investigación estructural de ingeniería las declare hábiles?
¿No es acaso demasiado milagroso que no se produjera un tsunami tampoco?
¡Si esto hubiera sido un evento terremoto natural, y no una operación deliberada, un terremoto de magnitud 7,0 en la escala de Richter hubiera producido un maremoto colosal que todos los demás países vecinos en la región habrían conocido!
Para adelantarnos en el asunto y tomar conciencia de lo peligroso que resulta nuestra ignorancia de aspectos tecnológicos, revisemos cuidadosamente la opinión de un prestigioso experto, el Sr. Gary T. Whiteford, profesor emérito de Geografía en la Universidad de New Brunswick, en Canadá, quien presentó el estudio más exhaustivo existente hasta ahora sobre la correlación entre los ensayos nucleares y los terremotos.
En un documento titulado ‘Los Terremotos y las Pruebas Nucleares: Patrones y Tendencias Peligrosas,’ Whiteford presentó conclusiones alarmantes que hasta hoy se han mantenido casi completamente ignoradas en los Estados Unidos, aunque el documento ha sido ampliamente traducido y publicado en el extranjero.
Whiteford estudió todos los terremotos de este siglo de más de 5,8 en la escala de Richter.
‘Por debajo de esta intensidad,’ explicó, ‘algunos de los terremotos que han pasado no han sido registrados en la primera parte del siglo XX, cuando los aparatos de medición fueron menos sensibles y estaban instalados en mucho menos partes que hoy…’
‘Pero para los grandes sismos los registros son detallados y completos en todo el planeta…’
Así Whiteford fue capaz de hacer una simple comparación de la tasa de terremotos en la primera mitad del siglo, antes de los ensayos nucleares, y la tasa para 1950 a 1988.
En los cincuenta años antes de la prueba, los grandes terremotos de más de 5.8 en la escala de Richter se produjeron a una tasa promedio de 68 por año.
Extrañamente, sin embargo, con el advenimiento de las pruebas nucleares la tasa se eleva ‘de repente y en forma dramática’ a un promedio de 127 al año, casi duplicando la tasa de terremotos violentos por encima del 6 en la escala de Richter.
Hasta el día de hoy los militares de Estados Unidos atribuyen el aumento a la ‘pura coincidencia.’
Como comenta Whiteford, ‘el patrón geográfico en los datos, con una agrupación de los terremotos en las regiones específicas que coinciden con las fechas de exámenes específicos y los sitios, no son compatibles con la explicación fácil y agradable de la ‘pura coincidencia’…’
‘Sería una coincidencia demasiado peligrosa.’
Dentro de los datos se encontró con otros patrones extrañamente sugerentes.
Por ejemplo, los ensayos nucleares tipo Uno-Dos (una explosión nuclear inmediatamente seguida de otra) que precedieron por sólo unos pocos días a los terremotos de Julio en California, el año pasado pueden revelar un peligro especial.
El terremoto más grande de este siglo tuvo lugar en Tangshan en el noreste de China el 27 de julio de 1976. Medía 8,2 y mató a 800.000 personas. Sólo cinco días antes, los franceses habían probado una bomba en el atolón de Mururoa en el Pacífico. Cuatro días más tarde los Estados Unidos probado una bomba en Nevada. ¿Veinticuatro horas después? ¡El violento terremoto de China!
¿Pura coincidencia? ¿O peligrosa coincidencia?
Continuando con nuestras rebeldes preguntas…
¿No resulta sumamente extraña la declaración de la Agence France Press (AFP) cuando describe como ‘el miércoles, Obama pidió un esfuerzo rápido, coordinado, y agresivo para salvar vidas en Haití tras el terremoto ASESINO’?
Debemos recordar que la AFP es una agencia fundada por e íntimamente conectada a los Servicios Franceses de Inteligencia, lo cual nos da a entender que el uso de ciertas frases o palabras es completamente intencional, consciente y preciso, de modo que no hay nada dejado al azar en sus notas.
Por lo tanto, debemos reconocer que los expertos periodistas de la Agencia Francesa de Prensa entienden muy bien que un ‘Acto de Dios,’ o una ‘calamidad natural,’ no constituyen de ninguna manera un TERREMOTO ASESINO.
El uso deliberado de la palabra ASESINO aquí implica que alguien está haciendo el asesinato.
Es evidente, por lo tanto, que los servicios secretos de inteligencia franceses comprendieron de inmediato que esta última abominación terrorista estaba lejos de un desastre natural, y así lo dieron a conocer por medio de su agencia particular.
¡Hondureños, bienvenidos a la cruel realidad!
La cleptocracia feudal hondureña no es más que una copia abusiva y grosera de la cleptocracia terrorista estadounidense, para quienes millones y millones de seres humanos asesinados no representan motivo alguno para detenerse a pensar un minuto…
Piensen en 11 de Septiembre del 2001… El hurakán Katrina… El tsunami en Indonesia… Y ahora, el terremoto imposiblemente superfocalizado de Haití…
Y quizás puedan entender que nuestra presente civilización está políticamente liderada por algunas de las mentes criminales más abyectas y enfermizas de todos los tiempos.
Está demás decirlo: A menos que los pueblos del mundo nos alcemos en un esfuerzo concertado, sostenible, e indivisible, suena lógico suponer que esta caterva de antropófagos continuarán imponiéndonos escenarios de desastre para sustraernos la vida misma de nuestros huesos, mientras ellos, cual plaga apocalíptica, destruyen el mundo en el cual vivimos.
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