viernes, 26 de febrero de 2010

¿Hasta cuándo dejaremos que nos manipulen...?

Como ciudadanos del Mundo tan imperfecto y cruel en el que vivimos, tenemos que tomar las riendas de nuestos origenes, de nuestras vidas, de nuestro mundo, ¿No es suficiente motivo.. para que dejemos de sufrir en esta gran burbuja de Amor que debería ser la Tierra y para lo que fue creada.. ?. Nada puedo decir al ver las imagenes que una vez más, chocan inexorablemente contra el sufrimiento que vemos cada día en cada telediario, en cada periódico, en cada esquina... Sin pensar en la posibilidad, de que algún día puede pasarnos a cada uno de nosotros. No des la espalda al hambriento, ni al vagabundo, ni al pobre, luxemos cada día, en cada acción que realizas en el trascurso de tu vida cotidiana para cambiar esto. No permitamos que sigan muriendo inocentes para el enriquecimiento del 1% de la población asentada en el poder, debido a la impasibidad de las personas que conformamos esta sociedad y que de una manera u otra hemos sido sometidos, controlados y repudiados en el trasncurso de la historia, sin conocimiento de causa en muxos casos y por voluntad propia en otros.... Es hora de abrir los ojos a una nueva realidad, donde el AMOR este por encima de todo....DESPIERTA ¡¡

Este texto de "Libertad Digital" pertenece a lo que podríamos denominar una segunda generación de violencia mediática contra el gobierno de Venezuela, además es un atentado contra el sentido común pero centrémonos en su condición 2.0.



Los medios de comunicación llevan largo tiempo apedreando la democracia venezolana mediante informaciones tendenciosas, falaces o directamente falsas, precisamente en esta sección hemos analizado muchas de ellas. Ahora, las ideas han calado y pueden citarse de carrerilla, darse por sobreentendidas y ciertas por más que, como decíamos, sean en su mayoría patrañas. Es pues el momento de negar la mayor a los venezolanos, negar la democracia, la validez de su modelo, la legitimidad de sus instituciones y, por supuesto su presidente.



Comienza el texto con una ristra de maldades adjudicadas personalemente a Hugo Chávez. Algunas rozan el disparate si tenemos en cuenta que le responsabilizan incluso de la sequía que ha propiciado restricciones en el suministro de agua y luz -un gran porcentaje de la energía consumida en Venezuela es de origen hidroeléctrico-. Pero todas son una insensatez si partimos del hecho de que ningún país está gobernado por un solo hombre.

La figura del líder supremo funciona bien en películas y campañas electorales pero todos nos debemos a alguien, especialmente si, como le ocurre al PSUV de Chávez y rara vez se menciona, se gobierna en coalición con otros dos partidos políticos. La figura de Chávez es sobredimensionada por unos medios que nos han enseñado a entender la realidad como una ficción maníquea y con un escuálido reparto. Unos medios que no saben pensar, que no entienden de matices ni quieren que nosotros entendamos son los únicos responsables de la dimensión mediática de Chávez. De otro modo no habría, “en la prensa internacional”, “ocurrencias” ni “bufonadas” de las que lamentarse.


Siguiendo el texto de referencia llegamos a un segundo punto candente del debate mediático, el concepto de democracia. Llama la atención y revuelve la víscera cómo los políticos y medios de comunicación de los países ricos/explotadores retuercen la democracia a su antojo para arrojársela a la cara a cualquiera que se oponga a sus intereses.

Para empezar, nosotros no vivimos en democracia. Y estarán de acuerdo con la afirmación precedente si tienen en cuenta que la máxima expresión de la voluntad popular, el voto, se pondera en beneficio de una estabilidad política con la que puede uno estar o no de acuerdo pero que, desde luego, antepone esa estabilidad partidista e institucional a los designios del pueblo. Lo estarán también si aceptan la máxima del pez grande que se come al pequeño, dinámica contra la que se idearon las políticas redistributivas ahora olvidadas en detrimento de la inmensa mayoría de peces pequeños que levantan nuestras sociedades. Por último, deberían estarlo si han oído hablar de esa originaria democracia griega que formaba a sus ciudadanos casi a la fuerza, que tomaba por inutil a quien no participara de los asuntos públicos y castigaba con rigor a los promotores de iniciativas que resultaran fallidas o contraproducentes. Frente a eso vivimos un modelo que promueve la inacción y la ignorancia, índices de abstención electoral vergonzosos y una total impunidad de los fracasados como demuestra la actual coyuntura económica.

Así, vivimos una oligarquía, una partitocracia, una plutocracia o, sencillamente, vivimos. Los poderosos luchan y mantienen el poder lo mejor que pueden. Vivimos un momento histórico en el que no tenemos ninguna legitimidad como demócratas. La intrusión en la organización de otros estados no puede ya reclamarse como una defensa de la democracia. Cada afirmación, cierta o falsa, sobre el gobierno chavista tiene una contrapartida ejercida mediante otros mecanismos en nuestra sociedades.

¿Qué puede reclamársele pues al gobierno de España? Nada, lo que está haciendo, nada. Porque por idéntica omisión de montones gobiernos mueren miles de personas diariamente, de hambre oigan, de hambre, que manda huevos. Al gobierno chavista no hace falta defenderlo de nada a poco que seamos críticos con los demás gobiernos del mundo. Entendamos pues el llamamiento de la periodista “¿Hasta dónde permitiremos que llegue Chávez?” como la acostumbrada cantinela electoralista, como una marca registrada de la derecha, puesto que, de otro modo, los diarios estarían plagados de invitaciones a intervenir en lugares donde los derechos humanos de verdad son muy maltratados.

Nos queda dar respuesta a esta ofensiva 2.0 que ejemplificamos con un texto paradigmático pero que está por doquier. Y la respuesta cae de madura y entre interrogaciones ¿Hasta dónde permitiremos que lleguen los medios? ¿Cuántas idioteces dejaremos que nos cuenten? ¿Cuántas mentiras? ¿Cuántas falacias? Resistan amigos, no dejen que, una vez más, nos metan en una guerra, armada o coactiva, que no es la nuestra, que no es legítima y que no tiene razón de ser. Y protesten, amigos, protesten, que la información veraz es un derecho.

Fuente: http://laboratoriodenoticias.es/spip.php?article60