Si hasta ahora el desempleo de masas estaba centrado en construcción y servicios, parece que 2010 será el año de la industria. La patronal española pretende rebajar entre 10 y 20% los “gastos laborales” para poder competir en el mercado mundial. Es decir, menos trabajadores, produciendo lo mismo o más, por menos salario.
En esta línea el gobierno pretende firmar una reforma laboral con la patronal y la burocracia que introduzca nuevas relaciones laborales precarias, abarate el despido y desregularice el sistema de convenios para que los salarios y condiciones se determinen cada vez más de manera casi individual entre patrón y trabajadores. La “modernización” consiste en volver a las relaciones laborales del siglo XIX. A este proyecto se suman los acuerdos que la burocracia sindical ha firmado con el gobierno y la patronal, por los que prácticamente se comprometen a mantener congelados los sueldos en los próximos tres años.
Zapatero prepara un plan de ajuste draconiano sobre los trabajadores Las millonarias ayudas públicas a la banca y grandes empresas han llevado a un deterioro fugaz de las finanzas del Estado, que han cerrado 2009 con 11,4% de déficit. El precio de los bonos españoles se está disparando (como Grecia, Portugal o Irlanda, los “débiles de la zona euro”). ¿Y quién propone Zapatero que pague la cuenta? Precisamente los que no estábamos invitados al festín, los trabajadores.
La primera medida ya se ha anunciado, el “pensionazo”. Retrasar la edad de jubilación dos años (¡¡con un 40% de paro juvenil!!), reducir la suma y dificultar el acceso a una pensión completa. Le sigue el recorte de 50.000 millones de los presupuestos. ¿De dónde? La Ministra de Economía, Elena Salgado, quiere reducir un 6% los gastos de personal, mediante baja de salarios a los funcionarios o sólo reponiendo un 10% de la plantilla que se jubile. Esto supondrá menos salario para millones de trabajadores estatales, menos médicos y profesores. Todo mientras mantiene las ayudas a los capitalistas o condona casi 600 millones de euros de impuestos a Telefónica por sus pérdidas en Venezuela.
Asimismo, se endurece la política contra los trabajadores inmigrantes. Se prepara una nueva legislación municipal para dejarles fuera, junto con otros sectores humildes, del acceso a prestaciones básicas como la sanidad. Se mantiene el hostigamiento a los trabajadores extranjeros: se conoció una circular confidencial del Ministerio del Interior donde se reclamaba la detención preventiva de todo “irregular” y la aceleración de los trámites de expulsión.
Hay que imponer un plan de lucha y la huelga general para derrotar a Zapatero
El giro del gobierno puede provocar la ruptura de la “santa alianza” (patronal, burocracia y gobierno) contra los trabajadores, que viene manteniendo una paz social criminal desde que se desató la crisis. La burocracia no quiere terminar completamente alienada de su base, por ello se opuso al “pensionazo” y convocó movilizaciones para final de febrero (las primeras contra Zapatero). Si la “extrema dureza” del gobierno obliga a la burocracia a llamar a la lucha se puede iniciar una dinámica que exprese el malestar social latente que pueda terminar escapando de su control.
Desde Clase contra Clase defendemos la necesidad de emprender una campaña unitaria de todos aquellos que se oponen a la política de la burocracia de CCOO y UGT (izquierda sindical, delegados y comités de empresa combativos) que denuncie su política de paz social, y al mismo tiempo exija y milite para imponerles un plan de lucha y la huelga general. En estos momentos es imprescindible construir un polo combativo en el movimiento obrero que luche por romper la paz social y para que las movilizaciones no sean desviadas o traicionadas por los burócratas, y que esté anclado en los centros de trabajo, promoviendo asambleas, paros y manifestaciones.
Sólo con el desarrollo de un movimiento obrero combativo y de base podremos superar el corsé de la burocracia sindical y su política, y derrotar los planes de Zapatero. Sólo venciendo los planes del gobierno y la patronal podremos imponer una salida obrera al paro de masas, que pase por el reparto de las horas de trabajo entre todos aquellos que quieran trabajar, sin merma alguna en el salario.
Fuente: http://www.pts.org.ar/spip.php?article14542