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En la actualidad España es el segundo inversor en Marruecos después de Francia, con inversiones por valor de 238 millones de euros en los últimos cinco años. 800 empresas se encuentran actualmente afincadas en ese país, donde explotan con bajos salarios a 30.000 trabajadores y ejercen un importante control sobre bancos y sociedades financieras, que controlan el grueso del sector industrial. Telefónica es la más importante de las multinacionales españolas que intervienen en el mercado marroquí, seguida de Cortefiel y el Corte Inglés, Roca, Indo, Grupo Textil Sans y otras.
Pero la expansión de la inversión española en Marruecos ha chocado con Francia, el país que tradicionalmente ha controlado la economía marroquí. La contradicción de intereses franco-españoles se incrementó tras la muerte de Hassán II y la ascensión al trono de Mohamed VI.
Entre los cortesanos destaca la figura de R. Azoulay, consejero real, pro-sionista, verdadero hombre fuerte en el país y, al mismo tiempo, el "hombre" de las multinacionales francesas. La sucesión al trono ha sellado el giro de la Corona hacia Francia, como evidencia la privatización del monopolio telefónico en favor de la empresa Maroc-Telecom (filial del grupo francés Vivendi, que posee el 35 %). Así mismo el Rey concedió las obras de construcción de un nuevo puerto comercial en Tánger a las constructoras francesas, en competencia con el puerto de Algeciras que es quien recibe más mercancías anualmente en España.
A raíz de la nueva orientación profrancesa, el gobierno español comenzó a realizar gestos diplomáticos, congelando las inversiones públicas acordadas para desarrollar el Norte de Marruecos y desalentando la inversión privada.
Ceuta y Melilla, las últimas colonias que aseguran la penetración económica española en Marruecos
En la lucha por el control económico de Marruecos, España tiene una importante ventaja: dos plazas coloniales donde puede asegurar físicamente la penetración económica de las empresas y productos españoles. Contrariamente a lo que se piensa, dichas ciudades no sólo tienen una importancia militar por el papel geoestratégico de control del Estrecho, sino también una importancia económica cada vez mayor. Desde esas plazas se produce un constante flujo de mercancías desde la península hasta el mercado marroquí por el paso de la frontera que se encuentra en las afueras de ambas ciudades, ya sea por medio de los vendedores ambulantes marroquíes que masivamente cruzan dicha frontera diariamente o por multitud de contrabandistas.
Esta situación provoca que Ceuta y Melilla se sitúen a la cabeza del ranking español en número de licencias comerciales por cada mil habitantes. A las grandes riquezas que en estas colonias se generan como consecuencia de la actividad comercial, legal o por medio del contrabando, hay que añadir el tráfico de divisas. Éste se genera por el hecho de ser la frontera entre Europa y África y por los ingresos del tráfico de hachís y del lavado de dinero procedente de este tráfico, que ha atraído a estas ciudades a ramificaciones de la mafia italiana y rusa.
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