"El Ser Humano está compelido hacia la esperanza y el optimismo por una prescripción de su naturaleza divina y por un instinto biológico de supervivencia.En esto, la aspiración a la Transcendencia aparece como una exigencia vital de la raza humana"
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Carta abierta a los Ciudadanos y Ciudadanas del mundo ...
Gran Maestro de la jurisdicción francófona de A.M.O.R.C.
Extracto de la Positio F.R.C. (2001)
Si hemos deseado enviarles esta carta abierta, es porque nos pareció útil y necesario hacerlo. Naturalmente, somos totalmente conscientes de que las observaciones que van a seguir no alcanzarán la unanimidad de opiniones y suscitarán desacuerdos, oposiciones e incluso críticas. Profundamente respetuosos de la libertad de opinión, dejamos a cada uno el derecho a juzgarlos con el lente de sus propias convicciones. Habrán tenido al menos el mérito de alimentar la reflexión de unas y de otros.
Para decir las cosas como las pensamos, tenemos el sentimiento que la Humanidad está presa de una locura colectiva y que perdió todo referente: las emisiones más afligidas de idiotez, vulgaridad e impudor, hacen marcas o records de audiencia; el fisgoneo alcanza las cumbres; se hace creer que el objetivo de la existencia es convertirse en rico y famoso, si es posible rápidamente y sin esfuerzo; la violencia, ya omnipresente en la vida cotidiana, se exalta en la televisión y en el cine; los medios de comunicación se sienten obligados de destacar lo más oscuro de la naturaleza humana; se califica de estrellas o artistas a las personas cuya primera calidad es estar a la moda o agradar a una pseudo élite; lo "joven" hace devastaciones; se confunden "humor" y "burla"; el culto de la personalidad sólo tiene igual en el del cuerpo; se glorifica la grosería y se fustiga el refinamiento; el casquillo, la impertinencia y la insolencia son elevados a la fila de virtudes, etc.
La crisis financiera, económica y social a la cual el mundo se enfrenta desde hace varios años no está sin relación con lo que acabamos de decir, y se tendría culpa de asignarla (a la crisis) solo a la deriva de un sistema financiero y bancario pervertido. Su causa reside también en un desajuste generalizado de la sociedad, en particular, en los países que se dicen "desarrollados". Con grandes recursos de publicidad, a menudo falsa, y de créditos de toda clase, se incita a la gente a consumir cueste lo que cueste y a hacer "el tener" un ideal de vida, en detrimento del "ser". Por allí incluso, se hizo del dinero, aún virtual, el fundamento de un "consumismo" desenfrenado. Mientras que debería ser un medio de intercambio que permite a cada uno obtener lo que le es necesario para vivir decentemente a nivel material, se convirtió en un objetivo en sí mismo, a costa de toda ética. Sin duda nunca antes ha existido tal agente de avasallamiento, tal vector de corrupción y tal fuente de desigualdad social. Ejerciendo el cargo de nuevo ídolo, no cuenta ya a sus adeptos en el reino de la avidez y la codicia.
Entre ustedes, algunos pensarán que esta constatación es demasiado severa, o incluso demasiado negativa, y que traduce una visión en exceso pesimista del mundo actual. Otros llegarán quizá hasta suponer que es la obra de ideólogos reaccionarios en búsqueda de un carácter moral. Sin embargo, nuestra filosofía nos inclina al optimismo e incluso a la utopía. En cuanto a la moral, tenemos un enfoque que toda persona inteligente y juiciosa debería compartir, puesto que vemos en ella el autorespeto, el de los otros y del medio ambiente, lo que no tiene nada de moralizador, ni incluso de moralista. Por ello, pensamos que nuestro juicio sobre el estado de la Humanidad es simplemente realista. Vamos pues a proseguir partiendo del principio que usted lo comparte, aunque solo sea parcialmente.
La pregunta que hemos de plantearnos es ¿por qué la humanidad llegó hasta allí? Según nosotros es porque se ha hundido gradualmente en un materialismo e individualismo excesivos. En nuestros días las personas se comportan como si la meta de la existencia es adquirir el máximo de bienes materiales y de gozar lo más posible los placeres sensoriales, a veces alcanzando el paroxismo. Llevándolo a cabo, nutren los aspectos más egoístas de la naturaleza humana, tales como los deseos de poseer, de dominar, de aparentar, etc. De igual forma, cultivan el individualismo y su corolario: la exclusión. Además. El creer en "Dios" o de referirse a él, se convirtió en "laicamente incorrecto" y confinado a ser atizado. Es así como el "cada quien para sí mismo" se convirtió en una cultura y el ateísmo en un modo de vida. Lo lamentamos profundamente pues todo eso va en contra del bienestar de la Humanidad.
Si comparte este punto de vista, comprenderá que solo existe una alternativa para detener esta espiral "infernal" y (de)volver a la Humanidad la esperanza de días mejores: insuflarle el humanismo y la espiritualidad, que es a lo que nos hemos dedicado con nuestras enseñanzas y filosofía. Creemos que tanto el uno como la otra, son los dos pilares sobre los que hay que apoyarse para extirparse de su condición actual y de elevarse a un estado de Civilización digno de su nombre. Si no lo hace, la crisis generalizada a que está confrontada, se intensificará y generará aún más dificultades, pruebas y sufrimientos. Ese era el llamado que hicimos en la Positio Fraterninatis Rosæ Crucis", manifiesto que publicamos en el año 2001 y difundimos a nivel internacional.
Por "insuflar ante todo el humanismo" entendemos que es urgente de (re)ubicar al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones y de (re)colocar a su servicio todos los campos de la actividad humana: economía, política, ciencia, tecnología, etc. ¿Cómo aceptar en los albores del siglo XXI que millones de hombres, mujeres, niñas y niños mueran de hambre, no tengan acceso al agua potable, no dispongan de vivienda digna, vivan en la indigencia, no tengan los medios de curarse, que trabajan en condiciones indignas, que no saben leer ni escribir, etc. Dejemos de confundir "vivir" con "sobrevivir". Es aún más triste y lamentable que la Humanidad en su conjunto disponga a pesar de lo anterior, del conocimiento, de los medios técnicos que puedan hacer felices a todos los individuos. Simplemente se trata de un asunto de voluntad.
Al cabo del tiempo, el ser humano ha creado un mundo del cual se siente excluido. En las sociedades modernas se ha vuelto muy dependiente de la informática y de las máquinas que terminaron por sustituirle allí donde no era útil ni necesario; en consecuencia, han deshumanizado a la sociedad haciéndola en un espacio de sobrevivencia en donde la esperanza cedió su lugar a la desesperanza. En tiempos de internet se comunican por medio de una pantalla que se les interpone, pero, realmente no se toman el tiempo para hablarse. Resultado: pocas personas son realmente felices, muchas están estresadas, angustiadas, deprimidas; en una palabra, infelices. Indudablemente el nivel de evolución de una sociedad no se mide por el nivel de sus resultados tecnológicos o por sus conocimientos científicos, sino por bienestar real de sus miembros y el placer que tienen de vivir juntos.
Bajo el efecto de la mundialización, nunca más algún país por grande o poderosos que sea, puede prosperar sin tener en cuenta a los otros, por pequeños o débiles que sean. En este sentido, el mundo se ha convertido en una sola nación, de la cual cada uno y cada una debería regocijarse y que el destino de todos los seres humanos está ligado. La noción de "Ciudadanos y Ciudadanas del Mundo" ya no es una mirada del espíritu sino una realidad que se ha de tener en cuenta por el bien de todos(as) y de cada uno(a). También, si es que ya no lo hizo, le instamos a trascender el individualismo, sobrepasar el nacionalismo y a hacer suyo el artículo No. 10 de la "Declaración rosacruz de los deberes del Ser Humano":
"Todo individuo tiene el deber de considerar a la Humanidad entera como su familia y comportarse en toda circunstancia y en todo lugar como un (a) Ciudadano (a) del mundo, haciendo así del humanismo el fundamento de su comportamiento y de su filosofía"...
Pero ser humanista no es solo actuar por el bienestar de todos los seres humanos, es también preocuparse por el medio en que viven y al cual deben su existencia. Ustedes al igual que nosotros saben que el planeta corre el riesgo de ser inhabitable si ponemos fin a los distintos males que le amenazan (calentamiento climático, diversas contaminaciones, deforestación excesiva, desequilibrio de ecosistemas, etc.) Aún así, la Humanidad posee el conocimiento y la tecnología requerida para actuar sobre ellos en el buen sentido, pero no así la voluntad, sea individual o colectiva. En la mirada de las generaciones futuras, no tendremos la excusa no haber sabido o de no haber podido. Nuestra inconsistencia es aún más culpable dado que a los ojos de todos(as), la Tierra es una obra maestra de la Creación. Hasta el ateo tiene la tendencia de divinizarla por sus bellezas y las maravillas que manifiesta a través de sus diferentes reinos. Ante tal consenso ¿qué esperamos para hacer de su salvaguarda una causa humanitaria universal?
Por "insuflar ante todo la espiritualidad" queremos decir que es del interés de todos los seres humanos volver a entablarse con Dios, en el sentido místico del término. Si aclaramos el "sentido místico del término" es porque sabemos que es pertinente, ya que la mayoría de ustedes nunca adhirieron o no adhieren más lo que las religiones, a las que respetamos, dicen o han dicho al respecto. Desde hace siglos, por no decir milenios, ellas Lo presentan como un Superhombre, sentado en el cielo, dirigiendo nuestro destino y hasta nuestra muerte. En virtud de este enfoque, instan a sus fieles a someterse a Su voluntad y saludarle por medio de los dogmas que le adjudican. Ahora bien, como lo muestra la experiencia, tal forma de vivir su fe no les hace ni mejores ni más felices; lo que en gran parte explica por qué muchos cambian de religión y hasta se vuelven ateos, pero ¿Entonces son más felices?
Estén de acuerdo o no, todos los Seres Humanos tienen alma y son de esencia espiritual, razón por la cual no pueden encontrar la felicidad en el ateísmo o en el materialismo. Rechazar a Dios como muchos lo hacen en nuestros días, es no-sentido que lleva a un "impasse". Lo que se debe es repensar la idea que se han hecho y actuar en consecuencia. En lo que nos concierne, vemos en El, la Inteligencia, la Conciencia, la Energía, la Fuerza (poco importa el término) que está en el origen de toda la Creación. Como tal se manifiesta en el Universo, la Naturaleza y en el Ser Humano mismo según leyes impersonales, inmutables y perfectas. Ahora bien, es el estudio y respeto de estas leyes que se encuentra la felicidad que todos(as) buscamos. Así pues, ha llegado el momento de pasar de la "religiosidad" a la "espiritualidad", es decir, pasar de la "creencia en Dios" al "conocimiento de las leyes divinas", en el sentido de leyes naturales, universales y espirituales.
Entendámonos bien, no se trata de transformar los estados en teocracias o de adaptar sus instituciones a una visión religiosa de la vida en sociedad. La laicidad es una necesidad para poder garantizar la independencia mutua entre la política y la religión. Nosotros simplemente pensamos que es legítimo para el Ser humano, de querer mejorar su condición material pero que eso no le basta para ser feliz. Si estamos sobre la Tierra es para responder a una exigencia espiritual que, tarde o temprano, incita a todo ser humano a buscar de tal sentido. Desde una óptica mística, nuestra presencia aquí abajo, tiene como meta esencial el tomar conciencia de nuestra naturaleza divina y de expresarla en el día a día a través de nuestros juicios y comportamientos. Dicho de otra forma y como lo enseñaba Sócrates, estamos en la Tierra para perfeccionarnos y despertar las virtudes del alma que nos anima. Ahí está nuestra razón de ser; ahí está nuestro destino común.
Ciertamente no podemos demostrar la existencia de Dios, lo que dice es que los seres humanos forman parte de un universo que son capaces de contemplar y de estudiar; lo que necesariamente es el efecto de una causa puesto todo lo que existe tiene un origen. Dado que el Universo se rige por leyes – que los propios científicos las han calificado como admirables – resulta que esta causa original es prodigiosa y absolutamente inteligente. Entonces y a partir de esto, ¿por qué no llamarla "Dios" y ver en este último la Inteligencia universal e impersonal que está al origen de la Creación? Además, si consideramos que lo que el propio Ser humano ha realizado como lo más bello y lo más útil en las ciencias, las artes, la literatura, la arquitectura, tecnología, etc., y que cuando soñamos con los sentimientos más nobles que es capaz de probar y de expresar (amor, amistad, compasión, asombro…) ¿cómo dudar que posee en sí mismo(a) algo divino, es decir, un alma?
Como lo expresamos en la introducción de esta carta, respetamos las convicciones de cada quien, de forma tal que comprendemos que algunos y algunas de ustedes no manifiesten interés alguno por la espiritualidad en el sentido que lo expusimos precedentemente, igual por la religiosidad. En cambio, la necesidad de instaurar ante todo el humanismo en este mundo, parecería evidente para la gran mayoría de ustedes. Pero solo tenemos una solución a la que acceder: hace falta que cada uno y cada una se dediquen a ser humanistas en pensamiento, palabra y acción, lo que supone dar lo mejor de sí mismo(a) al servicio del bien común. Por último, encontramos ahí la necesidad de despertar y de expresar las virtudes que componen la dignidad del Ser Humano, que nosotros lo atribuimos a aquello que es lo más divino en él.
No estamos en la Tierra para sufrir, tampoco para expiar un presunto pecado original, sino para conocer la felicidad y evolucionar gradualmente hacia un estado de conciencia cada vez más elevado. Y si el mundo va tan mal, Dios nada tiene que ver, tampoco el Diablo, que de paso no tiene existencia. Es la falta del Ser Humano mismo, donde la mayoría actúa aún bajo el dominio de los aspectos más negativos del ego, la envidia, la intolerancia, la violencia… Para que el mundo sea mejor debemos trascendernos y aprender a manifestar la generosidad, el despego, la tolerancia, la no-violencia… ¿Cómo? Dedicándonos a transmutar nuestros defectos en su calidad opuesta hasta llegar a ser seres humanos completos. Es precisamente a esta alquimia espiritual que los rosacruces se dedican desde siempre.
Independientemente de sus creencias religiosas, de sus ideas políticas y de sus convicciones filosóficas u otras, hay un hecho sobre el cual usted solo puede estar de acuerdo con nosotros: El Ser humano solo está de paso sobre esta Tierra. Decía un autor "La más bella de las tumbas es el corazón de los vivos". ¿Cuál recuerdo desea dejar entre quienes compartieron su existencia o le conocieron? ¿Qué desea legar, trasmitir a los niños y niñas de hoy y a las generaciones futuras? ¿Cuál imagen de sí mismo(a) desea llevarse en el momento último de dejar este mundo? Como pudo comprender, son las respuestas dadas a estas preguntas las que, en su conciencia si no es que su alma, determinan el sentido que usted le da a la vida. También son ellas las que traducen su naturaleza profunda y la mirada que tiene sobre usted y sobre el otro(a).
En lo que nos concierne, no pensamos que nuestra existencia llega su fin con lo que comúnmente llamamos la "muerte". Se trata de una transición hacia un mundo puramente espiritual. Mejor aún, muchos entre nosotros están convencidos de todo ser humano se reencarna sobre la Tierra múltiples veces para continuar su evolución y de llevar a buen puerto su búsqueda de perfeccionamiento. Es así como el sentido que le damos a nuestra vida, condiciona el sentido que le damos a la muerte, a la vida posterior y a nuestras vidas futuras. Sea lo que sea, usted estará de acuerdo que es aquí y ahora que se debate el futuro del mundo. Si desea que sea según sus esperanzas más queridas y que sea para todos(as) un lugar de paz, de armonía y de fraternidad, juntemos nuestros esfuerzos para que emerja una Nueva Humanidad, preludio de una Nueva Civilización.
He aquí lo que deseamos someter a su reflexión. Somos conscientes que el propósito que hemos compartido con ustedes no tiene algo de original en sí mismo, pero pensamos que pude confortar a algunos(as) en sus ideas e incitar a los otros(as) a preguntarse. De igual forma precisamos que no son ideas nuevas. Los rosacruces del siglo XVII, a los que nos adherimos, ya tenían el mismo lenguaje. Como testimonio, y esa será nuestra conclusión, he aquí lo que Comenius, uno entre ellos, considerado aún en nuestros días como el padre de la U.N.E.SC.O., declaraba en su época:
"Deseamos que el Hombre, en su conjunto o aisladamente, jóvenes o viejos, ricos o pobres, nobles o caminante, hombres o mujeres, puedan plenamente instruirse y llegar a ser seres humanos acabados. Deseamos que sean perfectamente instruidos y formados, no solo sobre tal o cual punto, sino sobre todo aquello que le permite al Hombre realizar integralmente su esencia, de aprender a conocer la Verdad, a no ser engañado por falsas apariencias, a amar el bien y a no ser seducido por el mal, a hacer lo que debe hacer y a guardarse de lo que debe evitar, a hablar sabiamente con todo el mundo, en fin, a tratar a todas las cosas, a los seres humanos y a Dios con prudencia y no a la ligera, y a nunca apartarse de su meta: la felicidad."
Si usted considera que esta carta puede interesarle a personas conocidas, siéntase libre de compartirla. Si por el contrario no la comparte ni en el fondo ni en la forma, olvídela y haga prueba hacia nosotros de una de las virtudes que más apreciamos: la tolerancia.
Deseándole toda la felicidad posible, enviamos a todos y todas nuestros pensamientos más fraternales y les deseamos Paz Profunda.
Sinceramente, por la Jurisdicción francófona de A.M.O.R.C.,
Serge Toussaint, G. M.
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