La  Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear nipona (NISA) elevó la  categoría del siniestro en Fukushima del nivel 5 -la categoría de las  fugas radiactivas de la central estadounidense de Three Mile Island en  1979-, al 7 en la escala INES, de accidentes nucleares -hasta ahora  estaba ocupado sólo por Chernobyl-.  
 
Es el nivel que califica un “accidente mayor” con “amplias  consecuencias”, mientras que el 5 se refiere a un “escape limitado” de  radiactividad.
 
 
La Escala Internacional de Accidentes Nucleares (International  Nuclear Event Scale, INES), una clasificación que hace el Organismo  Internacional para la Energía Atómica (OIEA) desde 1990.
 
En Fukushima, el Gobierno japonés tardó en darle una valoración al  accidente, y la primera que le dio fue 4. Esto provocó la protesta  francesa, cuyos expertos elevaron el nivel de peligrosidad a 6 desde el  primer momento. 
 
Así, lo que todos se temían ya es oficial: el accidente en la  central nuclear de Fukishima 1 es tan malo como la catástrofe de  Chernóbil, la planta atómica de Ucrania cuyo reactor estalló el  26/04/1986.
 
La Agencia de Seguridad Nuclear japonesa (NISA) pasó de 5 a 7  porque la emisión de yodo radiactivo ha sido de decenas de miles de  terabequerelios, aunque es apenas 10% de la emisión de Chernóbil.
 
Pero un portavoz de la compañía que gestiona la central, Tokyo  Electric Power (TEPCO), ha reconocido a la agencia local de noticias  Kyodo News, el temor de la compañía a que las filtraciones de materiales  radiactivos superen en el futuro a las que se produjeron en 1986 en  Chernobyl.
 
"La filtración de radiación no se ha detenido completamente", ha dijo el vocero.
 
Y por su parte, el Organismo Internacional de la Energía Atómica  (OIEA), ha confirmado en un comunicado la nueva valoración 7 del  accidente, y consideró que los daños sufridos en los reactores Nº1, Nº2 y  Nº3 se consideran ahora como un único incidente, que merece la  calificación de nivel 7. 
 
Hasta ahora, los daños sufridos en esos reactores estaban considerados como incidentes separados, calificados con un nivel 5. 
 
Mientras tanto, el reactor Nº 4 de Fukushima permanece en el nivel preliminar 3 de la escala. 
 
El OIEA añadió que la nueva calificación "requiere aplicar amplias y planeadas contramedidas".
 
La NISA cree que la mayor parte del material radiactivo liberado en  la atmósfera desde Fukushima Daiichi proviene del reactor Nº2, que el  15/03 sufrió una explosión de hidrógeno cerca de la piscina de  supresión, en la base del reactor, que dañó la vasija de contención que  protege el núcleo, provocando una fuga masiva de materiales radiactivos  en el reactor, que se cree ha experimentado una fusión parcial de las  barras de combustible, según la agencia nuclear, informó Efe.
 
Los expertos internacionales insistían desde hace semanas en que el  accidente debía ser calificado, como mínimo, como un nivel 6 en la  escala internacional INES. Pero Japón lo mantenía en el nivel 5.
 
La pérdida de energía externa tras el tsunami del 11/03 dejó a 4 de  los 6 reactores de la central en tan mal estado que, tras 30 días de  trabajo, Japón no logra controlarlos ni puede anticipar cuándo podrá  llevarlos a una parada fría. La refrigeración es esencial para enfriar  el combustible del reactor y de las piscinas y evitar así la fusión del  núcleo.
 
El congresista demócrata estadounidense Edward J. Markey mostró la  semana pasada en Washington DC un correo electrónico que le había  enviado la Agencia Nuclear de USA (NRC) según el cual temía que el  núcleo del reactor dos estuviese fundido y hubiera salido de la vasija.  Ese panorama es peor que el que presentan las autoridades japonesas,  aunque la NRC matizó después que no tenía claro si eso había ocurrido.  La situación refleja la incertidumbre en la que aún se mueven los  expertos.
 
El organismo de control japonés informó también que sus cálculos  preliminares señalan que la cantidad de exposición externa a la  radiación de Fukushima ha alcanzado el límite anual de 1 milisievert en  zonas situadas a más de 60 kilómetros al noroeste de la planta y a unos  40 kilómetros en dirección suroeste. 
 
En el radio de 20 kilómetros de zona de exclusión, ampliado el  lunes 11/03 por el Gobierno, la cantidad de radiación varía de 1 a 100  milisieverts por hora, mientras que en la zona comprendida entre los 20 y  los 30 kilómetros de la central, la cantidad se reduce a niveles  inferiores a 50 milisieverts.
 
Y en Iitate, un pueblo de 7.000 habitantes a 40 kilómetros al  noroeste de la nuclear, hay altos niveles de contaminación. El 25/03, 2  semanas después del tsunami, los partes del Gobierno japonés ya  detectaban una contaminación por cesio -137 en el suelo de 163.000  bequerelios por kilo (500 veces más de lo permitido en la UE). El  cesio-137 tarda unos 300 años en desaparecer.
 
Según la agencia de noticias Kyodo, la planta llegó a liberar hasta  10.000 terabecquerelios por hora después del tsunami del 11/03, cuyas  olas gigantes inundaron sus reactores y dañaron el sistema eléctrico de  refrigeración y los generadores auxiliares de gasóleo.
 
Los bomberos y equipos de emergencia intentan controlar la planta  regándola, pero también se han visto obligados a verter agua radiactiva  al Océano Pacífico, llevando la ruina a los pescadores de la zona.
 
Pero el mayor problema es para las 130.000 personas que aún viven  en un radio de entre 20 y 30 kilómetros alrededor de la central nuclear,  a quienes se les ha recomendado encerrarse en sus casas al hallarse  bajo la nube radiactiva. Tras hacer oídos sordos al OIEA durante un mes,  el Gobierno nipón ampliará la zona de evacuación más allá de los 20  kilómetros ya desalojados. Pero no lo hará de forma general, sino en  poblaciones concretas cuyos niveles de radiactividad acumulada exceden  los límites por una exposición prolongada.
 
La organización afirma que la gente que aún vive alrededor de  Fukushima podría recibir una dosis de radiación de 5 milisievert al año,  "que fue el umbral de evacuación en Chernóbil". Las mediciones muestran  que la dispersión de las partículas radiactivas no es uniforme. Aunque  los vientos dominantes van hacia el Pacífico, hay una lengua de  contaminación hacia el noroeste, que es la que engloba a Iitate.
 
Uno de los responsables de la Comisión para la Seguridad Nuclear de  Japón anunció en televisión que las fugas radiactivas de Fukushima  suponían un 10 por ciento del accidente de Chernóbil. “Hemos subido el  nivel de seguridad a 7 porque el impacto de los escapes radiactivos se  ha extendido al aire, las verduras, el agua del grifo y el océano”,  explicó uno de los responsables de la Agencia de Seguridad Industrial y  Nuclear, Minoru Oogoda.
 
El lunes 11/04 un terremoto de magnitud 6,3º en la escala de  Richter tuvo su epicentro a 68 kilómetros de Fukushima y dejó a la  planta sin suministro eléctrico y sin refrigeración entre las 17:16 y  las 18:05 (hora local japonesa). 
 
El martes 12/04, una nueva réplica, de magnitud 6,4º, volvió a  sacudir a la costa oriental de Japón, en la prefectura de Chiba. A 77  kilómetros de Tokio, los edificios se agitaron otra vez en la capital  nipona, mientras que en la central nuclear de Fukushima se declaró un  incendio en un edificio eléctrico fuera del reactor Nº4, pero fue  sofocado rápidamente.