En un galpón convertido en refugio para casos de desastre, cientos de hombres, mujeres y niños están hacinados entre filas de literas, mochilas y sacos de lona, esperando que el presidente Hugo Chávez cumpla sus promesas de darles nuevas viviendas....
Estas personas se encuentran entre decenas de miles de venezolanos expulsados de sus hogares por las torrenciales lluvias y deslizamientos de tierra que transformaron algunos barrios de las inestables laderas de Caracas en zonas de desastre hace más de dos meses.
Compartiendo la parte baja de una litera con su hija de 6 años, comienza a sentirse abrumada Rosario Cerrada, de 33 años, quien aspira a que su familia no tenga que esperar demasiado tiempo para mudarse a una vivienda del sector público.
"El presidente nos ha dicho que sí, que nos van a dar las casas. Tenemos fe en las promesas que hemos escuchado de él", dijo Cerrada, quien vigilaba además una hija de tres meses de nacida que dormía en una cuna.
Las inundaciones y aludes de noviembre y diciembre exacerbaron en Venezuela la severa escasez de viviendas a precios accesibles, un problema de larga data agravado por una década de inadecuada construcción de nuevos inmuebles. Chávez, quien es criticado por sus opositores por no abordar el tema adecuadamente durante 12 años en el poder, ahora está tratando de sacar rédito político de este desafío monumental, acelerando los proyectos de construcción y finalizando el año con 150.000 nuevos hogares.
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