viernes, 30 de octubre de 2009

Volvamos a No-Obrar

Uno de los factores que nos condujo a la crisis ecológica del presente es netamente cultural y tiene que ver con la cosmología antropocéntrica. Ante esto proponemos rescatar el ideal Taoista del no-obrar; de aquí extraeremos lo que consideramos una suerte de antídoto cultural para la crisis actual: una cosmología que impulsa a una vida coherente y humilde.



Nos encontramos como humanidad ante la tremenda contradicción de estar destruyendo (más allá de toda posibilidad de recuperación)  aquello de lo que somos sólo una parte, aquello que nos sostiene, que nos permite existir: la naturaleza. ¿Por qué y cómo llegamos a esto? Exactamente no lo sabemos y no lo sabremos jamás, pero sí podemos marcar ciertas tendencias históricas; ciertos errores del pasado y del presente que han de una manera u otra aportado a esta crisis (aunque ninguno de ellos agote la explicación).
Aquí queremos argumentar que uno de los factores que nos condujo a la crisis ambiental y que nos mantiene en ella es netamente cultural y tiene que ver con la visión de mundo antropocéntrica y enfocada en el progreso que caracteriza a occidente desde el los albores de la ciencia moderna, pero que hoy se ha expandido por todo el globo como la más peligrosa de las enfermedades. Creemos que esta visión de mundo debe ser matizada y domada por principios de cautela y de cuidado, por las fuerzas receptivas yin que han sido pisoteadas y olvidas a favor de la civilización y el “progreso”.
Estos valores y perspectivas olvidadas las encontramos en las culturas originarias, es una sabiduría ancestral compartida por aquellos pueblos que vivieron en contacto directo y constante con la naturaleza. Nos centraremos en esta ocasión en una de estas culturas en particular, la Taoísta de la China ancestral. De aquí extraeremos lo que consideramos una suerte de antídoto cultural para la crisis actual: una cosmología que impulsa a una vida coherente y humilde.

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