El alza de 2,12% del jueves (9.069,29, puntos) dejó al Dow Jones en su nivel de cierre más alto desde el 5 de noviembre, aunque todavía está 36% por debajo de su punto máximo, registrado en 2007.
El repunte que empezó el 9 de marzo, cuando el Dow alcanzó un mínimo de 12 años con 6.547,05 puntos, ya ha impulsado el promedio de las empresas más importantes más allá de los 7.000, 8.000 y 9.000, para acumular un alza de 38,5% en menos de cinco meses.
Esto representa el mayor repunte porcentual en un tiempo tan reducido desde 1975, hace 34 años. En ese entonces, el repunte se produjo en un período de dificultad económica y bursátil que duró una década.
No obstante señala The Wall Street Journal: Los escépticos advierten que el inusual repunte significa que un declive está a la vuelta de la esquina.
Aunque las ganancias corporativas han sido mejores de lo esperado, muchas compañías han advertido que la economía estadounidense sigue en problemas, afirma el Journal bajando los decibeles de la fiesta en la cubierta del Titanic imperial.
Para el vocero financiero, algunos inversionistas podrían ver la llegada del Dow a 9.000 y la aproximación del índice Standard & Poor’s 500 a los 1.000 puntos (el índice cerró el jueves en 976,29) como una buena oportunidad para vender, extraer algunas ganancias y reanalizar sus perspectivas.
Hasta ahora, sin embargo, las ganancias bursátiles han dejado perplejos a los escépticos, puntualiza el Journal apuntando a la esquizofrenia inexplicable.
En la misma línea de ponerle paños fríos a la fiebre bursátil, el economista Nouriel Roubini advirtió, en una entrevista con la cadena CNBC, que “la recuperación será fea y muy lenta”. Según sus pronósticos, “aún se va a sentir la recesión, aunque termine”. Además, vaticinó que el desempleo en EEUU, que alcanzó el récord de 9,5%, llegará al 11% en 2010. Según Roubini, es posible que se haya frenado la caída libre del sistema financiero. “Hemos visto lo peor en ese sentido”, señaló. Pero advirtió que podría haber una nueva caída “si no arreglamos los problemas de la economía”.
En general, las empresas están superando las proyecciones de los analistas en un 20,7%, en promedio, un margen mucho más amplio que en cualquier momento desde 1994, principalmente debido a que las volátiles ganancias de las empresas financieras han sido mucho más sólidas de lo previsto, señaló Thomson Reuters.
Una lectura lineal de este proceso de doble vía (burbuja bursátil y colapso paralelo de la economía real) podría inducir a pensar que la “economía de papel” (la especulación financiera) se impuso finalmente a la “economía real” (el proceso productivo) , pero esto no es así.
La crisis económica mundial, cuyo detonante fue el colapso inmobiliario del año pasado en EEUU, marcó el principio del fin de la “burbuja financiera” del capitalismo especulador sin fronteras, la reproducción del dinero por el dinero el mismo, que se desmoronó sobre las mismas lacras que inventó: El reinado del “apalancamiento financiero” (el endeudamiento sin respaldo) y la “economía de papel” fundada sobre el cadáver de la economía real.
Por falta de “efectivo” en ventanilla (para levantar los pagarés) , finalmente la “economía de papel” hizo crash, chocó contra la realidad, y comenzó a hundirse a la hora señalada ante la impotencia manifiesta de sus creadores y sostenedores: Los Estados centrales del sistema capitalista.
La filosofía especuladora del “apalancamiento” (una economía virtual montada sobre el crédito y el endeudamiento) estalló cuando la “falta de confianza” de los tenedores de bonos y acciones (el dinero de papel) los llevó a “efectivizarlos” en dinero real.
En resumen, y como resultante del proceso, los tenedores de los bonos subprime “desvalorizados” comenzaron a venderlos en masa generando un colapso generalizado (de todos los índices y acciones) de los mercados financieros en EEUU, Europa, Asia y América Latina.
Los gigantes bancarios e hipotecarios comenzaron a derrumbarse arrastrando consigo a todo el sistema financiero imperial de EEUU y de Europa.
Y llegó el “lunes negro” de septiembre de 2008 donde la quiebra del gigante Lehman Brothers marcó el principio de un salto cualitativo: La crisis hipotecaria devino finalmente en crisis del crédito caracterizada por una iliquidez pronunciada y creciente del sistema financiero.
Allí se destapó la mentira y la falta de respaldo de centenares de billones de dólares transferidos por asentamientos financieros y papeles que, cuando los tenedores quisieron convertirlos en dinero contante y sonante se encontraron con la sorpresa de que el efectivo no estaba donde debería estar: Los bancos.
Hay expertos que sostienen que un equivalente billonario a más de un PBI de EEUU y Europa juntos circula en papeles sin respaldo de la “burbuja financiera” que se generó en Wall Street en la década del noventa desparramando ganancia especulativa a escala planetaria.
Las “súper-fortunas” personales, los “súper-activos empresariales” se nutrieron de este macro-robo monumental del capitalismo financiero especulador que inventó una economía paralela: La economía de papel.
Esa economía es la que estalló junto con los macrobancos y macroempresas que lideraron el desfalco capitalista y que hoy se encuentran con sus bóvedas sobrecargadas de papeles sin valor: La chatarra de la “burbuja financiera”.
La caída del sistema del “apalancamiento financiero” (crecimiento de los negocios productivos y comerciales mediante el endeudamiento financiero sin respaldo) dejó una montaña de papeles inútiles llamados “activos tóxicos” que aún permanecen en la cartera de los bancos y empresas que controlan los sistemas financieros y económicos productivos de los países a escala global .
La “bicicleta financiera”, o rueda perversa de la especulación, dejó un cementerio de “activos tóxicos” en poder de los bancos y las empresas que había diseminado la “burbuja” a escala global.
Desde que estallara el colapso bancario y bursátil en septiembre del 2008, el sistema nunca pudo recuperarse, y finalmente la crisis de la “economía de papel” terminó impactando en la “economía real”, primero en las metrópolis imperiales de EEUU y Europa, extendiéndose luego por toda la periferia “subdesarrollada” y “emergente” de Asia, África y América Latina.
¿Y si el capitalismo está en crisis como se explica la euforia bursátil de Wall Street?
En primer lugar, esta aparente esquizofrenia bursátil sin piloto que recuperó los 9.000 puntos del Dow Jones obedece a una causa lógica:
Los gigantescos paquetes de estímulo lanzados por los gobiernos han ido a parar a los mercados financieros creando una “burbuja” especulativa que está haciendo subir las bolsas desde hace tres meses, mientras el resto de la economía, principalmente en EEUU y Europa, se desploma.
La fórmula del manicomio capitalista (actualizado a cada segundo) podría definirse así: Mediante el “rescate financiero”, Wall Street y las bolsas mundiales reciclan una nueva “burbuja” ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad) puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista al margen de una ascendente crisis de la economía real que marcha por vía paralela.
El costo de este monumental negocio capitalista con la “crisis capitalista” (que ya está siendo exportado desde EEUU y Europa a los países de la periferia de Asia, África y América Latina) es financiado con el dinero de los impuestos pagados por el conjunto de la sociedad.
Se trata, en suma, de una “socialización de las pérdidas” para subsidiar un “nuevo ciclo de ganancias privadas” con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista”.
Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales estallan, colapsan en todas sus variables, y una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
En octubre pasado, las bolsas agonizaban, había estallado la confianza en la “economía de papeles” del reinado de la burbuja financiera, y las acciones se desplomaban inexorablemente mientras nadie tenía la respuesta de cual sería el piso del derrumbe.
A tal punto había llegado el descalabro y el descontrol que en Wall Street tomaban como una “victoria” que el Dow Jones cerrara perdiendo solo el 4% en vez 9% como llegó a marcar en una de aquellas jornadas.
Hasta que llegaron los “rescates financieros”, con Bush primero, y Obama después.
Mientras las economías de EEUU y la UE ingresaban en una feroz crisis recesiva con quiebre generalizado de empresas del sector industrial y comercial, con despidos laborales masivos, los poderosos conglomerados bancarios que integran el sistema de la Reserva Federal y de los bancos de las potencias centrales reciclaron una burbuja ganancial con el Estado como instrumento.
Y se produjo el efecto esquizofrénico: En tanto, desde hace tres meses, los mercados bursátiles no paran de subir, EEUU, la Unión Europea y las diez primeras economías mundiales están en recesión con baja del consumo y despidos laborales masivos.
El crédito para el consumo, la palabra clave, desapareció del mercado. Las plazas están “secas”, los bancos rehúsan prestarse entre sí, y la suba de precios + baja del consumo = desaceleración económica con desocupación, conforman el último eslabón mortal de la cadena.
En resumen, los billonarios paquetes de estímulo con fondos públicos (dinero de los impuestos) lanzados por los gobiernos centrales han ido a parar a los mercados financieros creando una “burbuja” especulativa que hace subir las bolsas desde hace tres meses, mientras el resto de la economía, principalmente en EEUU y Europa, se desploma con baja del consumo y despidos laborales masivos.
Por su parte, la especulación desatada con los fondos públicos impacta en el costo de los alimentos y de la energía generando inflación y profundizando la baja del consumo, retroalimentando a su vez el proceso recesivo en la economía USA, que se derrumba con todas sus variables en rojo.
El jueves, del mismo modo que lo hace el cisne antes de morir, cantó Wall Street.
No se sabe por cuanto tiempo: El virus de la crisis puede virar rápidamente hacia la pandemia social, y el lobby sionista imperial (que recicló en ganancias la crisis financiera) todavía no tiene vacuna contra las huelgas y los estallidos sociales.
Fuente: Se quemaron los libros: Wall Street bate récords y la economía USA colapsa – www.iarnoticias.com