La alarma fue lanzada en un informe de Marcel Jurien de la Graviere, responsable de Seguridad Nuclear y de la protección contra las radiaciones para las actividades y las instalaciones que involucran a la Defensa francesa (DSND).
Alarmada, la población de la pequeña isla polinesia, con poco más de 200 habitantes, lanzó una petición "para pedir explicaciones y la realización de medidas de protección de su escollera coralina".
El documento de Graviere presenta una simulación de los "efectos hidráulicos" sobre el cercano islote de Tureia, que podría verificarse en caso de derrumbe de los 670 millones de metros cúbicos del acantilado coralino al noreste de Mururoa, debilitado luego de las pruebas nucleares efectuadas sobre el área por el gobierno francés entre 1966 y 1995.
En esta circunstancia, explicó el estudio, una serie de enormes olas podría recorrer los 105 kilómetros que separan los dos atolones en 10 minutos, generando marejadas de 2 a 3 metros en el sur de Tureia.
"No podemos ignorar el hecho de que este fenómeno pueda suceder. Somos incapaces de determinar cuándo sucederá con exactitud, pero estamos en condiciones de medir las señales premonitorias con varias semanas de anticipación", dijo Graviere a la prensa francesa. DFB
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