La tormenta caída el pasado sábado hizo que varios árboles se derrumbaran como consecuencia de la humedad que ablandó sus raíces, pero el aguacero de ayer, que duró más de media hora, anegó diferentes zonas de la capital cruceña.
Peligro en Río Grande.
En un recorrido realizado ayer por El Día en los pueblos de Puerto Ibáñez y Taperas, ubicados en las riberas del Río Grande, a más de 50 kilómetros de Santa Cruz, se pudo constatar que el nivel de las aguas de este río alcanzó los 3,52 metros, la crecida máxima hasta el mediodía de ayer, según las mediciones realizadas por el servicio de hidrología del Searpi, a cargo del técnico Nilo Roca.
Una de las personas afectadas por la crecida de las aguas del Río Grande es Luis Céspedes Pedraza (57), quien tuvo que ser evacuado a un lugar seguro. El afectado señaló que el nivel del agua en su choza llegó a más de un metro, por lo que tuvieron que abandonarla por el peligro de las serpientes y los mosquitos. Bajo el agua quedaron su sembradío y unos cuantos pollos y chanchos que pudo recuperar poco después.
Tanto el alcalde de Pailón, como la subalcaldesa de Puerto Ibáñez, Armando Mamani y Lourdes Céspedes, estuvieron presentes en el lugar, junto a técnicos del Searpi, que realizaban trabajos de prevención para evitar que la fuerza de las aguas, dañe el terraplén que protege al pueblo.
Varios medios, escritos y televisivos, tuvieron que hacer peripecias ayer para salir del terreno fangoso, que se creó luego de una torrencial lluvia caída antes del mediodía.
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