Tanto el sol como nuestra tierra están transformándose desde que penetramos en la banda de fotones, y según se va estabilizando el cambio se modifican también sus chakras, tanto en la superficie como en el interior del planeta, además de los polos. Por un lado los cambios de conciencia en la madre gaia obligan al cambio de los polos magnéticos, e incluso geográficos, para mantener el equilibrio. Esta situación produce variaciones bruscas en la superficie terrestre, por medio de lo que llamamos catástrofes naturales, hasta que todas estas energías puedan transmutarse a través de alteraciones de la biosfera y se recupere el equilibrio. Las transformaciones se producen en el tiempo y las transmutaciones en saltos cuánticos trascendentes. A más calor en nuestra vida cotidiana, más cambio en los casquetes polares, ya que el cuerpo de la tierra respira y es una réplica del nuestro. La evolución necesita de estos revuelos para alcanzar la ascensión individual y planetaria, ya que hay que eliminar las sombras y los abusos de nuestra vida, que se corresponden con la polución, el calentamiento global, el robo de las capas petrolíferas que ayudaban a evitar radiaciones en la superficie, etc. Lo mismo que cada uno ha de limpiar su cuerpo, su mente y su alma de todo lo que ha acumulado de destructivo en su interior, así la tierra tiene que eliminar todos los deshechos y abusos que hemos cometido con ella.
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