Estos compuestos tóxicos, que de permanecer en la superficie podrían evaporarse, se encuentran en pequeñas concentraciones. No obstante, son lo suficientemente grandes como para que los diferentes organismos marinos se vean expuestos a ellos por un largo período, y puedan dañar huevos y embriones. “Si bien es cierto que estos compuestos liberados se diluyen cada vez más – comenta Jane Lubchenco, directora de la NOAA, en declaraciones recogidas por el New York Times -, es importante tener en cuenta que se ha vertido una gran cantidad y que es necesario mirar de entender el impacto global que ésto tendrá en el ecosistema del Golfo”.
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